lunes, 22 de junio de 2009

R

Camino y algo pasa: La misma piedra de siempre.

Me detengo, la observo, ¿hay algo nuevo en ella?

La rodeo y la roca parece seguirme con la mirada. Se ríe mientras vomita palabras de una forma atolondrada. No logro distinguir.

La misma piedra, vieja amiga. Por alguna razón siempre nos encontramos.

No puedo sacar mis ojos de ella, pienso que un corto salto puede dejarla atrás. Así como se me ocurre lo llevo a cabo, pero el resultado no parece ser distinto a los anteriores. Mis piernas entorpecen en el aire, justo cuando deberían demostrar su agilidad. Me tropiezo, caigo vergonzosamente golpeando mi tan conocida y dura cabeza contra quién-sabe-qué, un algo, o quizás muchos.


¿Cuanto tiempo estuve inconciente? Vuelvo en mí y a pesar del deseo de haber olvidado todo lo anterior, lo primero que veo es a la peculiar y desafiante roquita. Pienso en esquivarla, pasar por el costado. Busco una ventana, un huequito, alguna mínima fisura por donde escapar. En el acto, recuerdo que tal cosa no es posible y otra vez entro en el juego.

4 comentarios:

jazmín dijo...

ñ

El Rancho dijo...

Decile a Mockinpott que siga jugando.

Pocho Álamos dijo...

yo ya habia leido esto?

quizas lo viví

jajaja

Ra - dijo...

suena conocido jajaj, me gustó